Monday, September 11, 2006
Pequeñas indulgencias...
¿hace cuanto tiempo que no te consientes? ¿que decides hacer algo por el simple placer que te provoca y no por obligación? ¿cuanto tienes aplazando algún pequeño capricho?
En estos tiempos, el tren de vida que hemos sido obligados a abordar -si no queremos quedarnos al margen claro- nos mantiene viviendo al límite, con presiones, estrés, obligaciones, exigencias sociales.. you name it!
Es en este viaje que cuestiones tan sencillas cómo admirar la belleza de una flor, observar un atardecer, disfrutar de un helado, reconocer el valor de un sincero abrazo o recordar todo lo que hay detrás de un te quiero se han vuelto mecánicas o automáticas.
El ser humano se ha caracterizado siempre por estar en constante búsqueda. Buscamos alcanzar un deseo, un puesto, el reconocimiento de alguien, atención, en fín, todo lo que nos acerque a ese estado que hemos definido como felicidad. Bien decía Sartre: La existencia del deseo como factor humano basta para demostrar que la realidad del hombre se basa en la carencia. Nunca nos encontramos conformes, siempre queremos más y cuando lo alcanzamos aparece un nuevo deseo o meta que sustituye al anterior y la lucha comienza nuevamente.
Que complicados somos ¿no crees? La verdadera felicidad esta formada por i n s t a n t e s, jamás será un estado permanente. Comparto otro pensamiento cuyo autor desconozco: El mundo está lleno de pequeñas alegrías, el arte consiste en saber distinguirlas.
... Y en cuanto a las pequeñas indulgencias, ¿quien mejor que tú sabe lo que te gusta? Consiéntete! Regálate una sonrisa! Disfruta de un baño prolongado! Saborea una buena comida! Permitete 10 minutos más de sueño! lo que quieras! Sólo de ti depende hacer de la tierra tu paraíso.
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